Me he comprado un piso: ésta ha sido la experiencia (o el trauma)
Llega un momento en la vida de todos en la que te empiezas a plantear cosas: ¿Intel o AMD? ¿Mac o PC? ¿Sigo pagando alquiler o me compro un piso?
Y me compré un piso.
Acompañadme en esta aventura donde os explico cómo lo he hecho… y toda la burocracia que ha habido de por medio, que no ha sido poca precisamente.
Primero de todo, toca buscar piso. ¿Dónde? Pues donde todo el mundo: Idealista, immobiliarias, buscando en Google… vas a ver como diez pisos hasta que ves uno que dices “oh, este me gusta”. Hasta que te dicen el precio. Y lloras.
Unos consejos que doy cuando mires un piso a comprarte, son los siguientes:
Mira todo lo que esté visible, y lo que no también. Abre armarios, puertas y estanterías de cocina. Abre también el horno y el lavavajillas, si los tiene. Comprueba si hay okupas en el bloque, aunque comprueba especialmente cuán fácil le sería a un okupa colarse en el bloque. Si tiene plaza de parking, pide al agente de la immobiliaria que te deje aparcar el coche para ver si te será fácil o no aparcar. Si ves a algún vecino, cógelo por banda y pregúntale cosas sobre el edificio: cómo son los vecinos, ruido, problemas en la zona… Cuando finalmente encuentras un piso que te gusta y te puedes permitir, es cuando empieza el meollo. Pero antes de eso… ¿qué significa “poderse permitir un piso”? Porque no es oro todo lo que reluce. En este caso son toneladas de mierda en forma de burocracia.
Primero de todo, toca firmar el contrato de arras. ¿Qué es esto? Pues una especie de “paga y señal” en la que te comprometes a comprar el piso a menos que el banco te diga que no. Dependiendo de dónde lo hagas, puede ser el 10% del valor del piso. Firmas el contrato, lo pagas, y te dan un comprobante.
Después de eso, te toca ir al banco. Debes ir con las arras hechas para tener el tiro más asegurado. La cosa es… ¿cuánto tienes que tener?
Debes poder pagar el 20% del piso a tocateja. Si éste cuesta 100.000€ debes tener 20.000€ para que te concedan la hipoteca (o 10.000€ si ya has pagado el 10% en arras). Pero espera, porque tendrás que pagar impuestos también. Si el piso es de obra nueva, prepara el 21% de IVA, si no lo es, pagas el ITP (impuesto de transmisión de propiedades), que es del 10%, pero en nuestro caso fue del 5% ya que tenemos 27 años los dos.
También tienes que pagar los gastos notariales, que suelen subir a unos… cinco mil euros, dependiendo de la notaría y todo. Así que debes tener en tu bolsillo, en el mejor de los casos, el 25% del precio más lo que cuesten los trámites.
Una fucking ruina.
Cuando consigues convencer a un banco de que eres bueno financieramente (que suena fácil, pero lo saben todo), toca elegir el tipo de hipoteca: ¿variable o fija?

Esto es lo que te ha venido a la cabeza, y lo sabes.
Dicho esto, lo mejor siempre es el tipo fijo: cuando suba el Euribor y todas esas mierdas, a ti te la va a pelar mucho, ya que pagarás siempre lo mismo. ¿Y los intereses? Depende de la época en que hagas la hipoteca será más o menos cara. A nosotros nos ha tocado un 2.5%, pero hay gente que, en buenas épocas, ha logrado un 0.5%.
Después de todo esto, tu gestor del banco, si te da el visto bueno y te dice que la hipoteca es tuya, te dirá que hay que ir al notario. Tienes la posibilidad de elegirlo tú. No te lo suelen decir, pero si conoces a alguno, puedes acudir a éste para la firma de la compra del piso.
Cuando llegue el momento de hacer la firma, tendrás que ir al notario unos días antes (te darán hora) para hacer un “examen”. No te asustes, porque tiene sentido hacerlo. Me explico.
El notario te explicará el contrato punto a punto con todo tipo de detalle, debes prestar atención para entender dónde te estás metiendo. Una vez hecho, tendrás que responder una serie de preguntas para confirmar que lo has entendido y estás lo bastante bien de la cabeza como para hacer lo que estás a punto de hacer.
Hecho esto, llegará el momento de la firma. Estarás unas dos horas con el notario, el banquero, el agente de la immobiliaria si lo hay, y el vendedor. Es en este momento en el que hay que verificar que el contrato está correcto a nivel de datos personales: nombres, DNIs, fechas, dirección de la propiedad…
Te llevará un rato, pero una vez verificado, firmarán todas las partes.
Ya está. Ya tienes un piso en propiedad. ¡Enhorabuena!
… o no.
Es broma, a estas alturas el piso ya es tuyo. Si miras tu cuenta del banco verás que te han ingresado el valor del piso, y que immediatamente después lo has pagado. Te darán las llaves de la propiedad, os daréis la mano y hasta más ver.
Es entonces cuando después de recoger tu copia de las escrituras, te vas corriendo a ver tu flamante piso. Empiezas a mirarlo en más detalle… y te das cuenta de los problemas que tiene.
No lo digo por desanimar, es así. En mi caso, no tuve a nadie que me asesorara y no supe muchas cosas, y me encontré que tuve que reformar la cocina porque estaba hecha polvo, todo por no mirar en los armarios. Diez mil lereles del ala en muebles y electrodomésticos. Se dice pronto, después del pedazo de inversión que has hecho.
Y espérate, porque toca amueblar el piso, porque quizá te faltan muebles. Y quizá quieres pintar el piso. Y quizá quieres pegarte un tirito entre ceja y ceja. Todo es posible. 🙂
Dicho todo esto, debo decir que estoy muy contento con mi piso una vez he logrado acabar las obras, y por fin siento que tengo algo que es verdaderamente mío… y del banco durante un tiempo.
Pero es mío, cojones.
¡Espero que esta guía os sirva! ¡Salud!